EL LIMONERO
El limonero era de luna, así que daba limones cada dos por tres. Salía la luna creciente y se ponía el limón a soñar. Sería un limonero con libido. Y no es que a la menguante ya estaba el fruto dorado colgando, pero cada dos por tres lo daba. Siempre que hubiese llovido a tempero y no helado, y sonreído el sol a su sombra. La de un limonero plantado en la cara Sur de un cortijo novísimo para el final del siglo XIX y hoy manifiestamente en ruinas. Y eso que no miro para allá cuando paso por allí. Mejor no mirar.
Mejor que mirar recordar cómo a la sombra del limonero y de su cobijo pasaban las horas felices de los días tranquilos de la niñez de uno (...)
¿Seguirá en pie el limonero? A los cortijos en ruinas es mejor no mirarlos porque hablan de demasiadas cosas a la vez.
(Bernardo Víctor Carande, "El sesmo de la vida")
1 Comments:
"Antonio Torres Heredia,
Hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna,
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo..."
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