Enrique Vila-Matas, en su página de
Letras Libres, publicó sus opiniones sobre
Witold Gombrowicz. Algunas de las consideraciones del admirado escritor catalán me parece que podrían permitir constituir un
modelo de escritor e incluso un paradigma de vida posmoderna. “Había en él -dice Vila-Matas- la voluntad de ser uno mismo a pesar de saber que son los demás los que nos crean...Decía cosas geniales o enrevesadas. Las frases enrevesadas acabaron pareciéndome incluso mejores que las geniales”.
“Su obcecación en el desatino proporcionaba un colorido artístico al excéntrico Gombrowicz”
“
Aprendió a ser un adolescente profesional”.
La causa de esa actitud original ante la vida la encuentra Vila-Matas en la madre del escritor polaco (siempre las madres).
“Esa madre que con su discurso aburrido y su tendencia a creer en la realidad, explica el lenguaje vanguardista y provocador del hijo, que siempre entendió que una madre con un sentido normal de la realidad es como un pez que muerde el cebo y no ve el sedal”.
Una frase de Gombrowicz transcribe Vila-Matas y suscribo yo: “Cuanto más inteligente se es, más estúpido...Yo no era nada, por tanto podía permitírmelo todo".
Curiosamente coincidió Gombrowicz con
George Simenon en una misma pasión: “Tuvo amoríos con su cocinera, muchas relaciones con criadas y un flirt con una bella poetisa”.
“En el placer de ocultarse en las regiones inferiores residió paradójicamente la aristocrática creatividad de Grombowicz", concluye Vila-Matas.
Mi conclusión personal es admirativa, tanto para el retratista como para el retratado y por la misma razón: “La irradiación del encanto de una persona hace que todo lo suyo sea fascinante”.