Tuesday, January 17, 2006

LA BODEGA DE EDUARDO MENDOZA


Eduardo Mendoza, uno de mis favoritos, me revela ayer en El País algo que yo tenía poco claro, o mejor confundido por el prejuicio del anatema al consumismo. Es la compra de libros. Siempre he intentado ser austero. De joven, pasaba mucho tiempo ojeando novedades, pero al final compraba un único libro. Me parecía, aún hoy, que hay un "deber" de leer lo que uno va comprando. El escritor catalán dice: "Rara vez compro libros con la intención de leerlos de inmediato. Me gusta disponer de una librería de donde elegir la lectura que juzgo apropiada a cada momento, como quien dispone de una despensa o de una bodega bien surtidas".
Se me hace la luz: tener una bodega o una despensa se justifica no como mero acopio o provisión, sino como un diseño cultural del que disfrutar por su propia composición: una colección. Y me siento de pronto liberado de algunos de mis prejuicios (o mala conciencia burguesa).

4 Comments:

Blogger princesadehojalata said...

Yo también he sido víctima de esos prejuicios, luego me los quité, aunque creo que no del todo. Desde hace unos años la falta de espcio para guardar libros y el rescoldo de esos prejuicios me han convertido en asidua cliente de la red pública de bibliotecas, que me tiene fascinada (de una tacada te llevas gratis tres libros y tienes tres semanas para devolverlos, por no hablar de música y pelis). Vamos, que me parece un chollo total. Todavía me parece que en algún momento me van a dar el alto ó me van a enviar una factura que nunca podré pagar... Cuando leo algún libro que quiero tener (¿de cuantos libros está hecho un hombre?), entonces me lo compro y lo coloco en mis estanterias de libros imprescindibles.
Un abrazo.

1:40 PM  
Blogger francisco aranguren said...

¿De cuántos libros está hecho un hombre? A lo mejor no de tantos. Teme al hombre de un libro, decían. Pero yo digo "lee para la vida"...últimamente mi camino es bajar de la cabeza al corazón y quiero vivir con el corazón y con el cuerpo ¿se puede hacer leyendo y escribiendo? Es lo que no sé. Jesús no escribió nada, sólo jugó con un palo en el suelo, mientras delante de él se desarrollaba la violenta escena de la Magdalena. Entonces, escribe algo que sólo él sabe y de alguna forma se distancia de esa violencia...Escribir me lleva a otro lado...Luego, Trapiello dice que él y sus lectores son desdichados ¿por qué? ¿Es que tiene que ver con la soledad? ¿Leer y escribir suponen esa soledad o ese desaliento de la compañía? Eso no lo quiero yo.

3:07 PM  
Blogger josemarialama said...

El libro también es un bellísimo objeto. ¿Por qué no coleccionarlos? Mi opción es: libros, libros, libros... para leer o para acariciarlos. Magnífica la idea de Mendoza: la biblioteca o bodega. Y mejor aún: en la biblioteca hay reservas que no se agotan y que siempre puedes volver a paladear.
josemarialama

4:25 AM  
Blogger Gatito viejo said...

También soy de los que adoran coleccionar libros. No me es suficiente con leerlos, quiero poseerlos porque son parte importante en mi vida. Pero es cierto: ocupan un espacio del que cada vez se dispone menos y hay que acudir a las bibliotecas de vez en cuando, que por cierto cada vez son mejores. No está nada mal la idea de Princesa de hojalata:comprar sólo los que van a las estanterías de imprescindibles. No sé si lo lograré, pero lo intentaré.
Saludos

8:20 AM  

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