Saturday, February 24, 2007

DUPLICANDO LA REALIDAD





Por que, por ejemplo, un hombre y una mujer. Ella se queja de que él siempre se aleja. Él se queja de que ella siempre gruñe. Para ellos la vida se ha convertido en un constante alejarse o gruñir del otro. Pero según lo explica A, el gruñido de B le hace huir y alejarse (no quiere discustir), mientras que, según lo explica B, el alejamiento de A le desquicia y provoca su ira (se siente ignorada). A ve su vida como una secuencia: gruñido-alejamiento-gruñido. Mientras que B la vive como: alejamiento-gruñido-alejamiento. A y B han creado dos realidades distintas. Pero para el observador exterior la realidad no incluye esas percepciones de causa o principio. Fraccionar la serie de hechos en esa relación humana conforme a un criterio u otro es el aleatorio producto de la imaginación de A, o de la imaginación de B. Romper esa cadena que ahora hace infelices a A y a B, sólo precisaría ser consciente de que cada uno ha creado una realidad, al interpretar al otro como causa de su malestar. Bastaría, entonces, que A se quedase o que B dejase de gruñir. Tanto daría lo uno como lo otro. Y la paz volvería y A y B volverían a encontrarse y se acabarían los gruñidos.

Friday, February 09, 2007

UTE LEMPER


Es una mujer rubia, delgada, frágil, con la cara como pintada de payaso y los ojos cercados de oscuro como de una prisionera. Sus huesos son largos y angulosos, sobre los que cuelga un escueto traje negro de tirantes. Las manos se mueven abanicos. Cuando, recorre el escenario, como una niña o como una diosa, como una gran señora o como una puta. Camaleónica, cómica de vieja escuela, que actúa sus canciones, que convierte cada pieza en una historia íntima o brutal. Esa voz poderosa que sobrecoge, sabe también acariciar, sabe también seducir, sabe también llorar. Canciones que evocan el Paris de Pigalle, del barrio latino, el acordeonista, jhonny, Piaf, Brell. Para pasearnos por los años veinte, los años treinta, la posguerra, el antimilitarismo, la bohemia. Esa voz rota que escupe el alemán tabernario de los bajos fondos, de las juederías berlinesas, con música de Kurt Weil (música de perra gorda). El grupo que la acompaña está compuesto por cuatro jóvenes maestros, piano, guitarra acústica, batería y contrabajo. Maravilloso conjunto para Ute, para que Ute juegue con las notas, con los redobles, con las escalas, con los compases...desde el rápido foxtrot, hasta el ligero románticismo, desde la danza judía, hasta el jazz exquisito, que bebo, con los ojos cerrados, como si gustase el mejor licor: la pura musicalidad de esta genial cantante.

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