Monday, January 09, 2006

GRACIÁN Y EL DESTINO DE BORGES


Hace unos día escribía José María Lama en su blog una cita de Baltasar Gracián.
Borges ¿apreciaba a Garcián? En "El otro, el mismo" de 1964, Borges parece emitir una condena radical contra el jesuíta aragonés.
La poesía de Gracián, dice, esta hecha de

Laberintos, retruécanos, emblemas,
Helada y laboriosa nadería...


Borges desdeña la poesía de Gracián ¿por qué? Por su frialdad y por su caracter cerebral. Aquí empiezan las dudas: lo que critica en Gracián es lo que se dice del propio Borges poeta.

No hubo música en su alma; sólo un vano
Herbario de metáforas y argucias
Y la veneración de las astucias
Y el desdén de lo humano y sobrehumano.


Acusa Borges a Gracián de ejercer el desdén, y haciéndolo, ejerce el desdén.

Tan ignorante del amor divino
Como del otro que en las bocas arde
Lo sorprendió la Pálida una tarde
Leyendo las estrofas del Marino
Su destino ulterior no está en la historia...

Un lector muere leyendo solo, una tarde, sin haber conocido el amor: ¿no es Borges mismo el que se ve muriendo de tal forma?

¿Qué sucedió cuando el inexorable
Sol de Dios, La Verdad, mostró su fuego?

Y ahora, Borges, que no cree, se identifica más con Gracián (que creía): ¿qué pasa cuando uno se muere sin haber conocido el amor?

...Dado a sus temas
Minúsculos, Gracián no vio la gloria
Y sigue resolviendo en la memoria
Laberintos, retruécanos y emblemas.


Leemos la condena de Gracián y es como si Borges a sí mismo se condenase. Condenase quien él es. Y prefigurase su sentencia: un destino sin amor.

Pero prefigurar algo (sentir de veras un destino), como al viejo Scrooge del Cuento de Navidad, altera ese destino: la muerte no le sorprendió solo, leyendo...Encontró -sabemos- la mujer que hasta el final le leyera. Y acaso, conocido el amor, le fue permitido contemplar el sol de Dios.

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