CAMINANDO ENTRE ESTATUAS
Has sido feliz (has tenido momentos de felicidad) y has sufrido (innecesariamente, sin que te imponga el sufrimiento una desgracia), has estropeado las cosas. Esas son tus lecciones. Qué te hace (y hace a los que quieres) feliz (qué hay en el fondo de esos momentos felices). Qué te hace (y hace a los tuyos) desgraciado (qué hay en el fondo de ese dilapidar la dicha). Todo ha valido, porque ahora estás aquí y sigues respirando y deseando la vida. Cómo conocerse sin esas experiencias. Y -cuando te conoces- cómo seguir eligiendo lo que te hace (te viene haciendo) desgraciado. Esas ideas que vienen a enturbiar tu felicidad (tus momentos felices). Son ideas de negación, de miedo, de desconfianza. Vas, ahora, a considerar esas ideas como estatuas de piedra, a los lados de un jardín por el que, plácidamente, transitas. Y vas a mirarlas como piedra. Y, ahora, vas a apostar por esas otras ideas (también personas) que te hacen feliz (incluida la idea de las estatuas de piedra). Vas a apostar por usar esa ropa cómoda, holgada, que te deja moverte, que te rejuvenece. Vas a dejar esas ropas estrechas, esas ideas de deber, esas prisas, esas negras utilidades, esos miedos, en los que te niegas la felicidad, en los que repites diseños que no son tuyos: la felicidad no está ahí. La felicidad es una voz, un amigo, una sonrisa, una mano que te acaricia, un beso recibido o dado. Una comida compartida. Una copa y una danza. El instante del amor. Un cafe interpuesto entre nuestras obligaciones, para ver pasar las gentes, para estar con los otros, para desplegarse. Aquello que pagarías por hacer y no haces. Ahora. Sólo ahora (el instante) es el momento del encuentro, de la felicidad posible, del amor.
(Para Portorosa, para José Angel, para C.)
3 Comments:
Creo que tienes razón. Me gustó eso de pasear entre las estatuas de nuestros fantasmas personales. Gracias por la idea. Un abrazo, y espero que nos sentemos un día en ese banco (está en Pamplona, en el Paseo de Sarasate).
Francisco, ante todo, mil perdones por haber llegado hoy hasta este texto y a la sorpresa de tu dedicatoria. Quizá hayas visto que últimamente estoy poco centrado...
Gracias, gracias sinceras. Me ha gustado mucho, y prometo pensar en él y sacarle utilidad.
Un fuerte abrazo.
Lo he releído: me ha gustado; no es fácil, pero lo tendré en cuenta.
Un abrazo.
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