Thursday, April 17, 2008

EL TESORO DEL INSTANTE

Jesús con la cruz a cuestas, camino del suplicio. Todo es hostíl. Y sin embargo, no le atrapa el miedo de lo que le espera, ni le embarga el recuerdo de los días anónimos de Nazareth. Está sin más caminando con su cruz, y vive ese camino que es lo de ahora, y vive abierto a lo que se le aproxima y presenta. A ese niño en brazos de su madre, que sonríe; a ese anciano sentado a la puerta de su casa que recuerda a la eternidad, a las flores en aquél balcón o la cortina de encaje, a la tórtola que emprende el vuelo, entre el intenso color de las especias de los puestos ambulantes de la calle. Esa belleza está ahí también y su corazón se llena de amor por los hombres y la vida, mientra insiste el dolor lacerante, pero se hace hueco en él la alegría.

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