Friday, May 25, 2007

ALTHUSSER Y LA IMPUREZA


Leo un libro autobiográfico de Louis Althusser titulado “El porvenir es largo”. En él hace una introspección en su vida, marcada por el hecho impensable de haber estrangulado a su esposa, en un acto de enajenación mental.

En el libro se nos revela la relación del filósofo francés con sus padres. Cuenta cómo sintió siempre que su madre amaba a través de él a otra persona (un antiguo amor que había muerto, un fantasma). Esto convertía a Louis, ante su madre, en algo transparente, un ser sin existencia propia. Para obtener la sensación de existir, debía seducir a la madre y lo hizo mediante el artificio de imitar al otro tal como su madre lo recordaba: como un ser bueno, noble, puro. Y Louis fue bueno.

La cosa resultó. Logró que su madre lo amase. Pero al precio de falsear su propia forma de ser, sus deseos. El éxito convirtió la seducción en una segunda naturaleza. Althusser sedujo también a sus maestros. A fuerza de ser como ellos, de devolverles su propia imagen reflejada. Louis fue considerado un joven con gran talento por sus maestros, que le presentaron a varios premios nacionales. No los obtuvo. Esa era la prueba de que el reconocimiento que se le daba no correspondía a sus méritos reales. El malestar de Althusser provenía de considerarse un farsante, un impostor. De alguna forma, sentía que su existencia se fundaba en un engaño. No sabía quien era él ni cual era su verdadero valor, ni cuales sus verdaderos deseos, más allá del de obtener el reconocimiento de los demás, de ser querido. Pero no creía que él pudiera dar a los otros algo realmente valioso, si no era mediante el artificio de ser distinto de como él se sentía (en el fondo latía un complejo de impotencia).

Lo primero que hay que decir es que nadie puede ganar si se compara y se mide con un muerto. El muerto no es real. El muerto encarna un ideal desde que muere. El muerto se convierte para los que quedan en un recuerdo. Y compararse con un recuerdo es condenarse a perder. El recuerdo no es real. Como tampoco lo es la pureza. En la vida existe el engaño y tiene su función. Toda seducción, todo arte, impone sus artificios, esas trampas que engañan al ojo y doblegan la voluntad. La emoción negativa que Althusser sentía al cosechar reconocimiento creo que está vinculada a la dificultad de recibir. Hay un rechazo a recibir. Uno cree que no merece. En el fondo uno odia la impureza, la contaminación. Y sin embargo, la pureza sólo es una representación. La vida no es pura, no es limpia. En última instancia, odiar la impureza es un acto de irrealidad, una huída de la realidad, una manifestación de miedo a todo lo real. Un deseo de muerte. Sólo la muerte nos hace alcanzar al muerto, ser como él. Encerrarase en el ideal de la pureza es condenarse a uno mismo como impuro. La salida es admitir el derecho a la propia impureza, para admitir la impureza de los demás. Aceptar la contaminación con la impureza de la vida. Aceptar la impureza de la vida real.

Wednesday, May 09, 2007

UNA RESPUESTA


Estos días escucho a Betty Carter. Tengo que tomar una decisión importante y ha coincidido que escucho su música en el coche. “¡Qué bella esta canción!...a ver…se titula “Open the door”. Abre la puerta…Sí, de eso se trata de abrirme a mi propia voz interior”. ”The good life”, la buena vida. “Es lo que deseo, una buena vida, una vida con la que pueda identificarme y que sea buena para mí”. Leo la carpeta del CD: es una canción de Sacha Distel. Hubiera sido una figura de la guitarra en el jazz. Así empezó. Pero se dedicó a la canción ligera. Fue popular, pero un cantante del montón. Al morir era más conocido por su romance con Brigitte Bardot y como personaje asiduo de la Costa Azul, que por su música. No sé porque, siempre me pareció que se había equivocado al dejar el jazz. Hubiera sido pobre y desconocido, y feliz.
Ya en casa, me pregunto qué dirá la letra de esta canción. Veo la traducción en Internet: “Oh la buena vida, sin amor, sin preocupaciones, sin problemas…Uno está sólo, es libre, se divierte con los amigos en noches blancas que se empinan sobre los amaneceres”. No. No es eso. “Pero la buena vida…uno está triste, atado. Entonces, piensa que yo te amo. Y cuando hayas comprendido, despierta y estaré allí”. La vida es buena porque alguien despierta a nuestro lado.
Look wath I got” es el título del disco. “Mira lo que me gusta”. Eso es importante…Poder decir a los demás: esto es lo que me gusta, con esto me identifico.
Pero ¡claro! La respuesta no está en las canciones. La respuesta era ella. Betty Carter. Ella, capaz de hacer en cada momento de su vida lo que quiso, incluido tomarse siete años de retiro para cuidar de sus hijos…(esos años fugaces y que tantos han perdido) y volver a empezar después, desde de cero, cuando ya nadie la recordaba; incluido crear su propia compañía de discos, con muchos años, sin conocimientos previos, con tal de seguir haciendo la música que a ella le gustaba. A su manera.
Dijo Betty, sobre su éxito: “la idea se resume en una frase: sé tu mismo”. Eso es todo.