Tuesday, April 24, 2007

MORANTE

Ayer Talavante salió por la Puerta del Príncipe, pero el que triunfó fue Morante. El torero de Puebla del Río nos hizo vivir una tarde de esas que no se olvidan. Fue el hombre derrotado, abroncado, cubierto de oprobio, impotente, tras la infame y alevosa actuación en su primer toro. Allí, en el burladero, querría desaparecer. Luego, en el siguiente toro, el primero de Talavante, hizo un quite de arte, entre abucheos y gritos de "torea al tuyo" y "fuera, fuera". No se le perdonaba. Y llego su segundo toro...y fue avanzando, con todo el miedo del mundo reflejado en su pálido semblante, descompuesto (no es torero de valor), a ponerse frente a la puerta de toriles, de rodillas. Los pitos iniciales se convirtieron en palmas y expectación. Iba a jugársela. Y se la jugó. Y triunfó, en una faena de un toreo exquisito, un toreo que embarcaba al toro y lo acompañaba en su recorrido, con todo el arte del toreo sevillano. Con gracia, con embrujo. Ese regusto plástico y emotivo que compartía con mi compañera de tendido. La plaza se entregó, fue feliz su público, el mismo que le había desahuciado, pero que le esperaba en lo profundo de sus recuerdos. Y yo, que no había visto nunca nada igual, ví la plaza blanca de pañuelos y al Presidente, en gesto inédito, sacar de golpe, como dos cartas sobre el tapete, los dos pañuelos blancos. Dos orejas de pasión. Todo se puede transformar, todo puede cambiar y en el infierno puede estar el cielo esperando. Yo ya soy de Morante. De ese hombre irregular, imprevisible, ciclotímico, bipolar, que daba la vuelta al ruedo en trance, como quien ha sido rescatado de un naufragio, con las dos orejas en las manos y la mirada ausente. No estaba allí. Estaba más muerto que vivo, porque su toreo es trágico y trascendental.

1 Comments:

Blogger entrenomadas said...

Querido Francisco, creo que te enfadará mi comentario, pero no puedo evitar hacerlo.

Soy nieta de una buena crítica taurina, amante de la fiesta y todo eso.
Bien, pues todos los días de mi vida me los amargo pensando en el sufrimiento de los toros. No puedo entender que de la muerte y la tortura se haga espectáculo.

Queda claro que soy antitaruina total y que no puedo evitar decirlo.

Recibe un beso pacifico y libre de cornadas,

Marta

11:28 AM  

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